Esta semana ha saltado a los medios que las mujeres mayores tienen un riesgo más elevado de sufrir dolores crónicos que los hombres de la misma edad. El motivo son las enfermedades crónicas, un peor estado funcional, estrés y menor actividad física. Según de un estudio desarrollado por investigadores del Ciber de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp).
En el estudio sobre dolores crónicos también han participado investigadores del Ciber de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (Ciberfes). El trabajo, publicado en ‘Mayo Clinic Proceedings’ ha sido destacado como el «artículo del mes» por la propia revista.
Investigaciones anteriores habían reportado un mayor riesgo de dolor crónico en las mujeres que en los hombres. Ahora, en este nuevo trabajo, los investigadores Grupo de Epidemiología Cardiovascular, Nutricional y del Envejecimiento, identifican los comportamientos de salud y los factores clínicos que pueden estar asociados a este mayor riesgo de dolor entre las mujeres. Para ello, analizan información de un numeroso grupo de 851 mujeres y hombres de 63 años o más. Que inicialmente no sufren dolor y son seguidos durante tres años.
Dolores crónicos por sexos
El trabajo incide en la importancia de estudiar posibles factores biológicos específicos de sexo. Y su interacción con los estilos de vida para comprender mejor las diferencias de riesgo de dolor entre hombres y mujeres.
Según Esther García Esquinas, investigadora principal del trabajo, los resultados de este análisis mostraron una mayor incidencia de dolor de intensidad alta en mujeres (23%), frente a hombres (13%). «Casi una de cada cuatro mujeres que no padecían dolor crónico inicialmente desarrolló dolor de intensidad alta durante el seguimiento», explica la investigadora.
Entre los factores ligados al exceso de riesgo de sufrir dolor en mujeres «destaca la mayor frecuencia de enfermedades crónicas, especialmente enfermedad osteomuscular, el peor estado de función física, los mayores niveles de estrés psicológico y la menor realización de actividad física», aclara.
Factores biológicos específicos
En concreto, una frecuencia más alta en mujeres que en hombres de enfermedad osteomuscular, problemas de movilidad y agilidad representaron, respectivamente, el 31%, 47% y 32% del exceso de riesgo observado en las mujeres en comparación con los hombres. Otros mediadores relevantes del exceso de riesgo en mujeres fueron el estrés psicológico (25%), la depresión (9%), la mala calidad del sueño (11%) y los bajos niveles de actividad física recreativa (13%).
El trabajo incide en la importancia de estudiar posibles factores biológicos específicos de sexo y su interacción con los estilos de vida. Para comprender mejor las diferencias de riesgo de dolor entre hombres y mujeres.
Destaca la mayor frecuencia de enfermedades crónicas, especialmente enfermedad osteomuscular, el peor estado de función física, los mayores niveles de estrés psicológico y la menor realización de actividad física. «Nuestras conclusiones también abren una nueva vía de investigación sobre el efecto del ejercicio físico para disminuir el exceso de riesgo de dolor observado en las mujeres», adelanta García Esquinas.
El dolor crónico es un problema creciente de salud pública, particularmente en los adultos mayores. El 20% de la población sufre dolor crónico (definido como dolor en la mayoría o todos los días durante los últimos 6 meses). La prevalencia del dolor crónico aumenta con la edad, afectando al 60% de los mayores de 65 años.
Exceso de riesgo en las mujeres
Además, el dolor crónico tiene una gran influencia en la salud de las personas mayores, porque reduce la actividad física y aumenta el riesgo de fragilidad, caídas, discapacidad física y deterioro cognitivo. Como resultado, el dolor crónico es la causa principal de años vividos con discapacidad en personas a partir de los 50 años.
Otros datos relevantes del exceso de riesgo en las mujeres fueron el estrés psicológico (25%), la depresión (9%), la mala calidad del sueño (11%) y los bajos niveles de actividad física recreativa (13%). El trabajo analiza la información de 851 mujeres y hombres de 63 años o más, que inicialmente no sufren dolor y son seguidos durante tres años.
Así, incide en la importancia de estudiar posibles factores biológicos específicos de sexo y su interacción con los estilos de vida para comprender mejor las diferencias de riesgo de dolor entre hombres y mujeres. «Nuestras conclusiones también abren una nueva vía de investigación sobre el efecto del ejercicio físico para disminuir el exceso de riesgo de dolor observado en las mujeres», adelanta García Esquinas.