Desde el pasado mes de febrero 27 mujeres y un hombre mayores de 60 años acuden los martes y los jueves a los dos talleres de voz ofrecidos de manera gratuita por el Espacio Caixa Madrid. Sus intereses y sus antecedentes son bien distintos, pero si algo tiene en común este heterogéneo grupo son sus interés por hablar y ser escuchados.
«Todos tenían inquietudes de antaño en relación a su voz», cuenta al diario El Mundo Marta García, actriz, profesora de voz de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid desde hace nueve años y responsable de este cursillo. «Hay gente que quería trabajar la voz porque no se les escuchaba, gente que quería trabajar la voz porque se les escuchaba muy alto y los demás pensaban que los estaban regañando o que estaban enfadados, personas que tenían problemas muy concretos de salud por fumar o hacer sobresfuerzos y algunas personas que en otra época habían cantado», explica sobre su atento alumnado.
Las clases, en sesiones de dos horas, comienza con un breve repaso de lo aprendido. «Empezamos de cero, primero localizando cada parte que va a intervenir en el trabajo de la voz: la parte logocinética de la articulación, la colocación del sonido en labios, mandíbula y lengua y la respiración. Esa es la base a nivel técnico», señala la profesora, que introduce conocimientos teóricos bajo el disfraz de unos juegos prácticos. De este modo, las señoras ejercitan los músculos de la cara, se sacuden emitiendo distintos sonidos por todo el aula y comprueban por parejas cómo se puede proyectar la voz sin forzar las cuerdas vocales.
A través del movimiento e imitando melodías trabajan también los sonidos, con diferentes trabalenguas la dicción y cada semana repiten ejercicios de respiración, articulación y relajación que visualizan en los libros que García reparte al comienzo de cada clase. Respecto a los beneficios de la actividad, «una cosa que le pasa a todo el mundo que trabaja voz es que se te olvida todo: desconectas de lo que pasa fuera», cuenta la maestra.
«Hay algo muy relajante que tiene que ver con que trabajas con el cuerpo desde la facilidad, respirando, que también libera. Y por lo menos, como yo lo vivo y como yo lo planteo, es muy lúdico.
Los talleres de voz se enmarcan dentro de las actividades de bienestar y salud de este centro de mayores, cuyas instalaciones en la calle Arapiles, 15 cuentan con 2.000 metros cuadrados. De hecho en las salas contiguas varios grupos practican estiramientos corporales o flexibilidad y elasticidad. Y otros ancianos realizan talleres de informática o leen la prensa.
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