Cómo mejorar la inteligencia emocional de nuestras/os hijas/os (1 de 2)

Cada vez más presente en los colegios y en los hogares, el desarrollo efectivo de la inteligencia emocional de los niños, desde bien pequeños, es fundamental. Las personas con esta habilidad bien desarrollada son más felices, más creativas, toman mejores decisiones, tienen mas salud y mejores relaciones personales.

La inteligencia emocional influye decisivamente en nuestra vida. Como nos sentimos interviene en el modo que tenemos de ver y relacionarnos con el mundo y con los demás. Educar a un hijo debe incluir el entrenamiento de la inteligencia emocional. Para aportar los beneficios futuros en muchos ámbitos de su futura vida: bienestar personal, ámbito académico, trabajo, relaciones interpersonales, etcétera.

Mejorar su inteligencia emocional

La capacidad percibir, entender y gestionar los sentimientos propios y los de los demás es la base de la inteligencia emocional. Si se entrenan desde pequeño, estas habilidades emocionales son una herramienta clave para el niño y el futuro adulto que será.

Siempre se había pensado que un elevado cociente intelectual (CI) era un indicador infalible de éxito en la vida, pero los estudios han demostrado que las capacidades y habilidades necesarias para tener una vida exitosa son otras. Y el CI solamente sólo es el “umbral mínimo”; en cambio el EQ (cociente emocional) es el que lleva a la excelencia y a tener una buena vida y unos buenos resultados profesionales y personales.

De hecho, en la actualidad, en las entrevistas de trabajo pesa tanto uno como el otro coeficiente. De hecho, se busca que el seleccionado no solo tome las mejores decisiones, sino las que vayan a ser mejor explicadas y recibidas por su entorno o por el público.

Y se sabe que las personas con las habilidades emocionales desarrolladas son más felices, más creativas, toman mejores decisiones, tienen mas salud y mejores relaciones personales.

Algunos consejos

Pero, ¿cómo se puede educar a un hijo en inteligencia emocional? A pesar de que educar a un hijo en inteligencia emocional es tarea tanto de madres y padres como de maestros, si se trata de vuestro hijo os contamos algunos consejos para que puedas ayudarla/e a conocer y regular mejor sus propias emociones, y para que pueda mejorar las sus relaciones interpersonales en el futuro.

Pasemos a ver estas algunas buenas prácticas para ayudar a vuestros hijos a aumentar su habilidad para manejarse con las emociones propias y ajenas.

En primero lugar, reconoce la perspectiva de tu hija/o y empatiza con ella/él
. A pesar de que a veces no puedas hacer nada para que tu hijo no se sienta triste un día, empatiza con él. Ser entendido ayuda a los seres humanos a aceptar las emociones negativas propias. Si la respuesta emocional de tu hijo te parece desproporcionada respecto a la situación, entiende que cada uno vive la vida a su manera y, en muchas ocasiones, es necesario experimentar el dolor para seguir creciendo. Si le haces saber que entiendes sus sentimientos y que no pasa nada por sentirse así a veces, tu hijo/a será más capaz de aceptar sus emociones y entender que las emociones vienen y se van y que no pasa nada.

Pero empatizar no quiere decir que tengas que estar de acuerdo, sino que significa que le haces saber que entiendes su punto de vista. Sentir que alguien entiende nuestro punto de vista puede ayudarnos a pasar el mal momento en lugar de quedarnos anclados en una experiencia negativa. Los niños aprenden la empatía a través de la experiencia, y ya que tú puedes ser un buen modelo para él, enséñale a empatizar y hazle saber que entiendes su punto de vista.

Escuchar es la clave

En segundo lugar, deja que se exprese y escúchalo de verdad
. Acepta las emociones de tu hijo en vez de minimizarlas o rechazarlas, de lo contrario, le das el mensaje de que algunas emociones son inaceptables y vergonzosas.
No aprobar ni validar sus emociones negativas (por ejemplo, su rabia) no provocará que deje de sentir estas emociones, y puede causar represión emocional.

La represión de las emociones no hace que las emociones negativas desaparezcan, porque las emociones negativas tienen la necesidad psicológica de ser expresadas para facilitar su gestión. De lo contrario a menudo se atascan y terminan “explotando” por otro lado de forma más violenta.

En vez de eso, enseña a tu hijo/a la gran variedad de emociones que existen y ayúdale a aceptar que son parte de la condición humana. Esto no quiere decir que, obviamente, para vivir en armonía con otros individuos hay que controlar a veces algunas emociones y su expresión. Si aceptas sus emociones le enseñas que la vida emocional no es peligrosa, sino que es universal y gestionable. Esto es beneficioso ya que le ayuda a aceptarse a sí mismo tal como es y también aceptar las emociones de los demás.

Cuando digo escucha activa me refiero a escuchar de verdad a los niños intentando comprender lo que nos dicen y lo que sienten. Es decir, se atiende primero el componente emocional (sentimientos, emociones, sensaciones, etc.) antes de que el racional (ideas, creencias, conocimientos, etcétera), y se deja expresar prestando atención sincera.

Presta atención a lo que tu hijo te está tratando de decir cuando te confiesa sus pensamientos y emociones, y luego hazle saber que le has entendido. Una forma muy útil de que sienta que lo has entendido es, una vez la has escuchado, utilizar ejemplos de tu propia vida para ilustrar un ejemplo análogo y demostrarle que le entiendes.

Puedes leer más sobre inteligencia emocional aquí y aquí.


(Continúa en la próxima entrada)

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