Cientos de contagios, y algunas muertes, culpa del movimiento antivacunas

La vacunación no es opinable: es una obligación y una responsabilidad social. Una vacuna es un preparado que contiene un agente infeccioso o parte de él, inactivado o debilitado, y que produce en el vacunado una respuesta inmunológica. Así, el organismo adquiere una “memoria inmunológica” que le permitirá responder ante un eventual contacto con el agente infeccioso. Rechazar este avance no es una decisión personal, por cuanto supone exponer a todos a nuevos contagios.

Con más de 8.000 contagios de sarampión y al menos 32 muertes por esta en 10 meses, Rumania afronta el brote más letal de esta enfermedad prevenible en la Unión Europea en décadas, un problema de extrema gravedad que se repiten en varios países del continente.

El descenso en las tasas de vacunación debido a la desorganización de un sistema sanitario fragmentado e infrafinanciado, la falta de suministros y, sobre todo, el florecimiento del movimiento antivacunas en el país han provocado una grave crisis de salud pública.

Contagios

Por eso, a tono con la decisión de varios países europeos, el Gobierno ha propuesto imponer la vacunación obligatoria para luchar contra el brote; una medida controvertida que no convence a todos.

Los índices de vacunación contra el sarampión (que generalmente se administra a través de la llamada triple vírica, que inmuniza contra esa infección, la rubeola y las paperas), ha caído alarmantemente en el país en los últimos años.

Del 95% de cobertura vacunal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha pasado a un 86% desde 2007, según los datos de su centro epidemiológico nacional. Las cifras se consideran “altamente preocupantes”.

Para la mayoría de las personas, el sarampión, una enfermedad producida por un virus altamente contagioso, no suele ser muy grave. Sin embargo, sus complicaciones pueden ser letales.

De hecho, en Italia y en Francia se han producido muertes por esta causa y un alarmante aumento de los casos de sarampión. Concretamente, en Italia se han informado 2719 casos de esta enfermedad prevenible y el 89% de los casos han ocurrido en pacientes no vacunados, y un 6% más en personas que solo habían recibido una dosis de la vacuna (se recomiendan dos). Lo más grave es que un 30 % de los casos han sufrido alguna complicación y cuatro de cada 10 han necesitado hospitalización.

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También en Estados Unidos

En Estados Unidos también tienen un problema con la resistencia de algunas familias a vacunar a sus hijos. El sarampión se declaró erradicado en el año 2000 y, sin embargo, en 2014 sufrieron 23 brotes con 668 infectados. A finales de la década de 1970, la tosferina se había limitado a un millar de casos anuales; pero solo en California en 2014 sufrieron una epidemia con casi 10.000 enfermos y más de 18.000 en todo el país el año pasado.

En EE UU la vacunación es obligatoria, salvo en casos en los que los progenitores reclamen al Estado una excepción por motivos idelógicos o religiosos, y las dificultades para obtener este permiso varían entre estados. Recientemente, en California ha crecido en número y concentración el grupo de padres y madres que no vacunan a su prole, provocando bolsas de niños y niñas ajenos a la inmunidad de grupo que proporcionan los altos niveles de vacunación de la sociedad. Un escenario ideal para determinadas enfermedades infecciosas que, como el sarampión, estaban prácticamente desaparecidas.

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