Las investigaciones más recientes apuntan que una dieta saludable para el cerebro es aquella que reduce el riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes, estimula el flujo de sangre al cerebro y es baja en grasas y colesterol. El Alzheimer es una enfermedad que conlleva la pérdida de peso, no solo como consecuencia de los cambios en los hábitos alimenticios, sino también de los cambios neuroquímicos que tienen lugar durante las primeras fases de la enfermedad.
Traemos hoy tres artículos interesantes sobre el tema de la mejor alimentación para combatir el Alzheimer.
Según el portal BienestarySalud, concretamente entre el 15% y el 30% de los afectados presentan pérdida de peso durante las primeras fases del Alzheimer, por ello es muy importante cambiar el tipo de alimentación y crear hábitos dietéticos más saludables.
Alimentación y Alzheimer
Así, aumentar la autonomía del paciente y ayudar a las familias a evitar las complicaciones derivadas de la malnutrición son los dos principales objetivos del libro de Juan Ignacio Ramos-Clemente Romero, Alimentación Sana en la Enfermedad de Alzheimer.
«Durante las fases iniciales se producen cambios como la atrofia del córtex temporal medial, el aumento de los requerimientos energéticos, la disfunción del mecanismo de regulación del peso corporal, los cambios en la percepción del gusto y el olfato, las alteraciones conductuales o los trastornos fisiológicos del envejecimiento. No son solo cambios conductuales sino también son cambios de percepción, algo que va más allá de los procesos fisiológicos y que hace que los pacientes pierdan peso muy precozmente», explica Juan Ignacio Ramos-Clemente, especialista en Medicina Interna del Hospital Infanta Elena, de Huelva, y experto en nutrición clínica.
Como consecuencia de esta pérdida de peso, provocada por el Alzheimer se producen dos efectos muy importantes: la pérdida de masa corporal y la debilidad del sistema inmunitario, por lo que aumenta el riesgo de caídas, acelera el proceso de dependencia, la aparición de escaras, y las infecciones respiratorias y urinarias producen una mayor debilidad y pérdida de autonomía, aumentando la morbilidad y la mortalidad.
Que las neuronas trabajen
En principio, el paciente con Alzheimer tiene unos requerimientos similares a un paciente de su misma edad, pero con este libro se han creado una seria de recetas a partir de alimentos que incentivan a las neuronas para que trabajen adecuadamente, con productos ricos en antioxidantes, que ayuden a combatir el proceso de envejecimiento neuronal. Entre los alimentos destacados por Ramos-Clemente se encuentra el aceite de oliva, el atún (rico en omega 3), las judías blancas, las espinacas, la avena, las nueces, el aguacate, las fresas y los frutos rojos (ricos en vitaminas y oligoelementos).
«Estas dietas valdrían de manera general para todo el mundo, pero tendrían un plus para el paciente con Alzheimer, ya que trabajan principalmente sobre el área neuronal», detalla el dcotor en su libro, que va más allá de un libro de recetas. La idea es cómo comportarse frente a la enfermedad: ¿Cómo preparar la mesa? ¿Cómo enfrentarse a la visita al supermercado? «Queremos que el paciente tenga la mayor autonomía posible, y el día que pierda esa autonomía que sus familiares sepan que es necesario para poder poner su pequeño grano de arena con la enfermedad», explica Ramos-Clemente.
En las fases más avanzadas de la enfermedad predominan los trastornos de conducta y dos de cada tres pacientes suelen presentar problemas de deglución, por lo que el libro también se centra en asegurar el aporte calórico y en la seguridad durante la deglución hablando de cómo adaptar la dieta y modificar la textura de los elementos para que el paciente no pierda peso.
Ralentizar el proceso
Investigadores de la Universidad de Extremadura (UEx) han hallado en un estudio la proteína que aumenta el riesgo de padecer Alzheimer en personas diabéticas, en el que han observado que inhibiendo la proteína JNK logran ralentizar el proceso degenerativo de la muerte neuronal en neuroblastomas humanos.
Según el trabajo, que ha sido publicado en la revista científica Archives in Biochemistry and Biophysic, las personas que padecen diabetes mellitus tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer, ya que el aumento de solutos (hiperosmolaridad) debido a la hiperglucemia «es la principal razón por la que estos pacientes crónicos tienen una mayor probabilidad de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa».
Así, y aunque todavía no se conocen los mecanismos exactos que expliquen esta relación, previamente el grupo de investigación liderado por Francisco Centeno ya había logrado demostrar que la mayor cantidad de solutos circulantes en el plasma sanguíneo de estos enfermos estaba muy implicada en la muerte neuronal.
Puedes leer más sobre el tema en Alz.org y en la página de Sanitas.