Igual que en la antigüedad lo era el hambre, en nuestros días la obesidad infantil representa uno de los problemas de salud más importantes a combatir desde los primeros años de vida del niño, al menos en Occidente. Existiendo un Día Mundial de la lucha contra la obesidad, toca recordar lo relevante que es una alimentación sana, sobre todo en los niños.
En España, según la investigación de la OMS, entre 1975 y 2016, la prevalencia de la obesidad infantil ha aumentado en niños del 3% al 12% y en niñas, del 2% al 8%. En los últimos años, gracias a políticas tales como el desayuno saludable y la promoción de actividad física, dirigidas a la población infantil en los colegios, dicha prevalencia se ha estancado.
A los expertos les preocupan las consecuencias del aumento excesivo de peso durante los primeros años de vida. Está claramente asociado con un mayor riesgo y aparición temprana de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y también se relaciona con peores resultados psicosociales y educativos.
Obesidad infantil multifactorial
La obesidad infantil es una enfermedad compleja con una base multifactorial. Se ha demostrado que tiene una fuerte asociación con la mortalidad y morbilidad de los adultos. Además, esta condición, una vez aparece en fases tempranas, tiene tendencia a continuar a lo largo de la vida y cuanto mayor sea la exposición, más riesgo habrá de sufrir enfermedades crónicas. Más hipertensión, más hiperglucemia, hipercolesterolemia… Con repercusión a todos los niveles: incremento del riesgo cardiovascular, infartos, ictus, problemas de morbilidad y también de mortalidad».
El aumento del sedentarismo en los niños es el principal factor que está favoreciendo el incremento en la obesidad infantil, uno de los hechos más preocupantes para la salud pública. Uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso (encuesta nacional de salud) y la actividad física se ha reducido de forma considerable en un país en el que, a partir de los 12 años, un 46% de los niños no practica ningún tipo de deporte (últimos datos del Consejo Superior de Deportes). Algunas de las causas de este aumento del peso son la mala educación alimentaria y la ausencia de ejercicio físico.
El ejercicio no es una actividad que influya solamente en el mantenimiento del peso correcto o en un buen desarrollo muscular, sino que es a la vez un estímulo que potencia el desarrollo y la funcionalidad de nuestros órganos.
Hábitos de vida saludables
La infancia es el periodo en el que el niño aprende y es donde se deben introducir los hábitos de vida saludables que resultarán más productivos durante la vida adulta. Por eso los padres y educadores deben trabajar para conseguir que estos niños puedan incluir de forma regular la actividad física en sus hábitos de vida. Unas buenas opciones para empezar son ir andando al colegio, utilizar menos el ascensor, subir los pisos por las escaleras, etc.
Las directrices marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen que los niños deben realizar a partir de los 5 años de edad al menos 60 minutos de actividad física moderada o intensa al día. La actividad física moderada incluye marcha a paso ligero y andar en bicicleta en terreno llano. El ejercicio intenso es aquel que hace que el niño sude e incluso llegue a jadear, como sucede en los deportes de equipo o correr.
Veamos seis unas cuantas pautas que ayudarán a que el niño crezca de manera sana y saludable, lo que se reflejará posteriormente en la edad adulta.
- Incrementar el consumo de frutas y verduras. Al menos cinco raciones diarias entre las dos, según los expertos. Por ejemplo, tres piezas de fruta y dos raciones de verdura en comida o cena.
- Aumentar la actividad física. Según la OMS, mínimo 60 minutos diarios desde los cinco años.
- Disminuir el tiempo que el niño dedica a la TV u otras actividades sedentarias similares.
- Eliminar el consumo de bebidas azucaradas y bollería industrial. Repetimos: no reducir…
- Realiza cinco comidas al día empezando por un buen desayuno que le aportará energía para afrontar la jornada.
- Los niños aprenden por imitación y por ello es muy importante dar ejemplo. La sexta pauta es que los padres se comprometan a realizar las cinco primeras en presencia de sus hijos… Tiene una ventaja añadida, también ellos mejorarán su salud.
¿Qué consecuencias puede desencadenar la obesidad infantil?
- Disminución de la autoestima.
- Posibles problemas cardíacos y respiratorios.
- Apnea del sueño.
- Aumento de lesiones en articulaciones.
- Posible diabetes tipo 2.
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