Dependiendo de nuestros hábitos posturales y rutinas laborales y de la postura diaria, ejercitamos unos músculos más que otros, teniendo unos más fortalecidos y otros debilitados, unos más cargados que otros ya que trabajan más. Las contracturas se producen en el músculo cuando las fibras se contraen y no pueden relajarse teniendo el músculo encogido, provocando dolores al no puede volver a su posición normal.
Y es que los expertos sugieren que tenemos unos 639 músculos –aunque existen discrepancias al respecto– para poder movernos necesitamos utilizar este complejo sistema de musculatura. En concreto, cada músculo está creado por unas fibras que se contraen y se relajan para realizar un movimiento.
Contracturas, a la orden del día
Más comunes de lo que se piensa, las contracturas musculares, que afectan tanto a las mujeres como a los hombres, pueden aparecer en diferentes partes del cuerpo y están provocadas por al menos ocho causas, y en muchos casos, son un conjunto de situaciones lo que hace que la contractura sea recurrente:
- Tensión mental. El estrés y la ansiedad hacen estragos en el cuerpo, tanto es así que pueden llevar al musculo a un estado de contracción mantenida en una zona concreta del cuerpo.
- Tensión emocional. En una reciente entrevista para el periódico La Vanguardia, la conocida terapeuta Deva Paksha asegura que una contractura muscular es «una negación a escucharse uno mismo».
- Pasar frío. En ciertos momentos pude llevar a la contracción defensiva e involuntaria para no perder calor corporal, pudiendo crear contracturas.
- Falta de actividad física. Si es prologada provoca pérdida de fuerza muscular, facilitando la sobrecarga y consecuentemente la contractura.
- Esfuerzos físicos. Las sobrecargas puede producir contracturas, si exigimos al músculo más de lo que puede realizar creamos una fatiga muscular.
- Mala alimentación. El proceso digestivo produce toxinas, desechos que no puede aprovechar el organismo. Pero por suerte el cuerpo humano tiene canales para su expulsión. Una mala dieta, con comidas envasadas, bollería industrial con harinas blancas, productos con demasiados conservantes… acumula más toxinas de las que puede expulsar creando, entre otras cosas, contracturas por acumulación de metabolitos en los músculos.
- Hidratación insuficiente. Beber agua ayuda a la expulsión de esas toxinas acumuladas. De media, el 65% de nuestro peso es agua; y el músculo tiene un 76% de líquido, por lo que es importante para el funcionamiento orgánico. El libro publicado hace poco de Carlos Diéguez Agraz, Decídete a tener una Vida Sana, explica la importancia de una buena hidratación.
- Deporte excesivo. La actividad física mal practicada repercute en los músculos. Un movimiento brusco, sin estiramiento previo, hace que el musculo se contraiga para evitar una rotura excesiva de fibras. Cuando se aumenta la musculatura se engrosan las fibras musculares, creando una fibrosis que limita el movimiento del músculo. Consecuentemente disminuye la circulación en el agrupamiento de fibras engrosado, ya que no irriga sangre y oxigenación bien a todos los espacios con lo que se acumulan más toxinas entrando en un bucle dañino para todo el organismo.
Una contractura muscular se puede quitar con antiinflamatorios o relajantes musculares, siempre recetados por el médico. Aunque la mejor manera de descontracturar la zona es con masajes y con estiramientos. Los masajes hacen desaparecer la contractura, pero aunque el dolor desaparezca, la raíz del problema sigue existiendo.
Vamos pues con cinco sencillos consejos para prevenir la aparición de contracturas musculares:
- Hidratación correcta. Excepto en el tejido adiposo, que tiene un contenido solamente del 10%, el porcentaje de agua en los órganos y tejidos internos es muy elevado, por ejemplo en los músculos es el 76% del peso. Hidratarse es muy beneficioso para todo el organismo porque, entre otras cosas, elimina las toxinas causantes de las contracturas.Incluso cuando ya se padecen es bueno beber abundante agua antes de darse un masaje descontracturante: la combinación masaje-hidratación hace más fácil la eliminación de toxinas; así las contracturas son menos recurrentes.
- Cuidado con las posturas. Al caminar, al sentarnos… el simple hecho de apoyarnos en una pierna o estar encorvados puede acarrear muchos problemas. Pero tienen remedio, pues basta con tomar conciencia de la postura que adoptamos y corregirla cada vez que nos demos cuenta.Los estiramientos antes de hacer deporte y ejercicios como yoga o stretching también ayudan a prevenir contracturas. Este tipo de práctica ayudada por la respiración, para oxigenar bien todos los músculos, hacen que las fibras musculares se vayan soltando poco a poco. Es muy beneficioso ya que las toxinas acumuladas se liberan poco a poco.
- Buena alimentación. Un aporte correcto de nutrientes en la dieta previene enfermedades de todo tipo, y problemas como contracturas musculares. Para que los músculos tengan un buen funcionamiento necesitan un aporte de vitaminas y minerales equilibrado; en concreto, el calcio está directamente vinculado con su funcionamiento y contracción.Lo mismo que el potasio, que cumple un rol vital en la función natural del nervio y el músculo. Un bajo nivel inhibe la relajación muscular y provoca que se vuelvan rígidos, causando tensión y deterioro de sus funciones. La Organización Mundial de la Salud especifica un aporte diario de 4.700 mg de potasio en adultos para mantener activa la función muscular; para que el corazón siga latiendo con buen ritmo y tener una presión arterial saludable. La mala asimilación de los minerales en el organismo viene, entre otros motivos, por la forma de cultivo intensivo, los pesticidas y los químicos añadidos en la agricultura actual. Estos hechos hacen que las verduras, las frutas y hortalizas maduren en una tierra pobre de minerales, por lo que el alimento cultivado también tendrá esa carencia.
- Evitar el estrés. La ansiedad es uno de los mayores aliados de las contracturas. Este estado alterado del cuerpo hace que se tensión en diferentes músculos. Por ejemplo, la mandíbula cuando nos enfadamos; muchas veces no se es consciente de esta alteración pero repercute directamente a nivel muscular.Así que dedicar tiempo a uno mismo es una de las fórmulas para evadirse de una rutina tóxica de estrés. Ya sea con un masaje relajante o recordando ese hobby olvidado, que es una píldora natural de bienestar.
- Opinión profesional. Si las contracturas son recurrentes pueden prevenirse siguiendo el consejo de quienes más saben. Existen expertos que utilizan diferentes técnicas terapéuticas, aunque todas tienen el mismo fin: ayudar a mejorar y aportar bienestar.En Occidente, los fisioterapeutas y los quiromasajistas son los más comunes, pero también existen técnicos como acupuntores, osteópatas, kinesiologos o reflexólogos, que pueden dar otra visión sobre el problema en cuestión.
Todo tiene solución
Sí que es bueno recordar que no existe un masaje descontracturante estándar ya que no hay una contractura estándar, cada cuerpo se comporta y responde de diferente manera. Éstos tienen que ser de intensidad variable, dependiendo de cada problema concreto. Por ejemplo, en personas con poca musculatura tienen que ser de una intensidad menor ya que, en la mayoría de los casos, se trata de personas sedentarias. Por el contrario, las personas que realizan deporte tenderán a tener contracturas por otras causas, principalmente por esfuerzos en momentos puntuales. Este tipo de contracturas se trabajan con mayor intensidad ya que el músculo soporta mejor el dolor. De hecho, los asiduos a los masajes descontracturantes soportan mejor el dolor por lo que se puede trabajar con mayor intensidad.