Como empresa que somos, especializada en la gestión y la asistencia de ayuda a la dependencia, nos preocupa que la Organización de Naciones Unidas (ONU) pueda anteponer el cumplimiento de sus llamados “objetivos del desarrollo sostenible”, a costa de las personas longevas, que son las que más necesidad de ayuda sanitaria tienen, convirtiéndolas en ciudadanos de segunda clase. Nuestro valor añadido, como organización que se ocupa del cuidado de enfermos y de personas mayores, y prestación de servicios domésticos, es una valoración adecuada para cada caso, y la recomendación del profesional preciso para las necesidades planteadas.
No ha transcurrido aún una semana desde la celebración del Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, gracias al cual hemos sabido que el número de personas de 60 años o más se ha doblado en las tres últimas décadas, y alcanzará los 1.200 millones de personas en 2025. Y una noticia preocupante ha saltado a las primeras páginas de los diarios, al menos en el mundo anglosajón. La de que los recursos asignados a problemas de salud directamente relacionados con las muertes prematuras, como las enfermedades cardiovasculares o a la diabetes, no se destinarían a los mayores de 70 años, según se desprende un amplio estudio publicado en la prestigiosa revista médica ‘The Lancet’, recogido después para el gran público por ‘The Guardian’, que se hace eco de las recomendaciones de un grupo de expertos, asesores de la ONU en temas de sanidad.
Objetivos discriminatorios
Por eso, en Asistencia Familiar creemos que esos objetivos son discriminatorios para las personas mayores, y menoscaban el derecho a la salud para todos. Y es que, como organización especializada en el cuidado de enfermos y de personas mayores, la rehabilitación en el hogar, y la prestación de todo tipo servicios domésticos, opinamos que los principios éticos en los que se basa este estudio son muy preocupantes, puesto que pueden socavar el valioso principio fundamental del derecho universal a la salud. Y si los recursos asignados a enfermedades como las cardiovasculares o la diabetes no se destinasen a los mayores de 70 años, para poder así cumplir los llamados “objetivos del desarrollo sostenible”, convertirían a las personas de esa edad, que son los que más necesidades tienen, en ciudadanos de segunda clase.
Amplio abanico de servicios
La gama de servicios prestados por las oficinas de Asistencia Familiar van desde una ayuda a domicilio ‘sencilla’, para promover, mantener o restablecer la autonomía personal del individuo, a aquellas personas que por enfermedad o accidente tienen una disminución de su autonomía y personal, hasta un horario desde 24 horas, para quienes sufren una enfermedad incapacitante, como demencias y Parkinson avanzados, fracturas de extremidades… o bien a usuarios que deseen la compañía y atención de una persona especializada. También la rehabilitación domiciliaria –una atención integral al mayor en su entorno–, el cuidado de personas en el área hospitalaria, que es un servicio altamente demandado por los hijos de personas ya muy mayores, permitiéndoles dar una mejor atención al familiar ingresado. La realización de tareas domésticas, esto es, limpieza del hogar, cocina, compras para la casa e incluso el cuidado de niños pequeños; servicio que se hace extensivo a la limpieza de comunidades enteras de vecinos. La ‘teleasistencia’, o incorporación de la tecnología al cuidado personal, que supone una garantía para personas mayores que vivan solas ante cualquier incidente en su vida diaria. La orientación familiar, porque las relaciones de pareja y de los padres con sus hijos sufren cuando es preciso cuidar a un familiar enfermo o incapacitado. Y por último, la adaptabilidad de la vivienda, en base a los riesgos detectados y las propias necesidades del paciente.